jueves, 21 de febrero de 2013

52. LAS NECESIDADES DE INFORMACIÓN

En los años 70 y 80, se dieron varios intentos para definir la naturaleza de las necesidades de información. Se buscaba entonces determinar si son deseos, intereses, demandas o carencias de las personas aquello que se debe designar como “necesidad de información”. Con el tiempo, la carencia se impuso como determinante de la definición; o sea, que la necesidad de información sería entendida como la carencia de información, y consecuentemente como la carencia de los documentos que contienen la información.
Acorde a este sentido, Juan José Calva propone su Modelo de las Necesidades de Información (abreviado NEIN), en el cual contempla el desarrollo temporal de la necesidad de información, desde el surgimiento hasta la satisfacción de la carencia de información. Es importante notar que este modelo supone que se pueden tener la información y el documento que la contiene. De esta manera, el NEIN estipula que la identificación, obtención y uso a esos documentos (conjunto de acciones que conforman el llamado “comportamiento informativo”) llevarán a la satisfacción de la necesidad de información. Dicho en otras palabras, la carencia (necesidad de información) se resuelve con tener la información faltante.
El siguiente gráfico utiliza el cuadro semiótico para ilustrar lo que implica el NEIN: La carencia puede estar latente o ser expresada, en cuyo caso puede tratarse de una pregunta o de un problema. De esta manera, la carencia de información, sobre la que quizá nos damos cuenta, se atiende generando o adquiriendo la información para tenerla, sea poseyéndola o pudiendo usarla. A continuación, una vez que la información está disponible y accesible, se puede efectivamente usarla (lectura o estudio) y así realizar el comportamiento informativo que se espera (elipse roja en el gráfico), para de esta manera llegar a informarse.
Necesidad de información como carencia.
Agrega Calva que la satisfacción de la necesidad de información está en relación directa con la relevancia y la pertinencia de la información. Dicho en otras palabras, la información es vista como producto y la relevancia y la pertinencia son dos medidas de la calidad de esta información. No obstante, de esta manera se confunde la satisfacción con la conformidad, o sea, el reconocimiento de la relevancia y la pertinencia de la información sólo pueden indicar que se está conforme con el producto-información como aquello que se tiene para subsanar la carencia. Sin embargo, en este gráfico mostramos que la satisfacción más bien está en relación con la conformidad (que es su antecedente) y con la carencia misma.
Este concepto de necesidad de información se ha vinculado frecuentemente con una valoración cultural de que los objetos son más importantes que las personas, que es la idea subyacente en el llamado “enfoque centrado en la biblioteca”, mismo que en apariencia se opone al “enfoque centrado en el usuario”. En otras palabras, cuando se opera conforme la dupla carecer-tener es común enfatizar lo que se tiene, trabajar para lo que se tiene, poner en servicio lo que se tiene, estudiar los contactos de las personas con lo que se tiene, evaluar si las personas están satisfechas con lo que se tiene y con los servicios relacionados, etc. Podemos notar que todas las acciones que emprenden los bibliotecarios funcionan de esta manera dentro de la dupla carecer-tener.
Otro supuesto de la dupla carecer-tener es que toda la información se puede generar o adquirir para tenerla. Al respecto, es bien conocido que la generación y la adquisición de información tienen límites que se pueden conocer con bastante exactitud y que dependen de factores culturales, sociales, económicos y políticos (vid. la entrada 48 sobre la infopobreza).
Este concepto de necesidad de información basado en la dupla carecer-tener sirve de sustento del enfoque centrado en el usuario, de los estudios de conducta informativa, de la alfabetización informacional y de otros desarrollos. Por esta razón, nos preguntamos si es posible otro concepto de necesidad de información; esto es, si podemos concebirla no como una carencia, sino como otra idea que supere la primacía de los objetos por encima de los sujetos, que sea más adecuada para incluir la diversidad cultural y que acepte y explique los resultados de los estudios emprendidos y los conocimientos alcanzados a partir de la dupla carecer-tener.
El estudio de las necesidades de información debe partir de una reflexión crítica sobre los avances alcanzados hasta ahora, reconociendo que estamos ante un problema de gran complejidad, y que por lo mismo debemos seguir tratándolo en sucesivas entregas.

Bibliografía

Calva González, J.J. (2004). Las necesidades de información: Fundamentos teóricos y métodos. México: UNAM, CUIB.

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