Desde siempre, el trabajo bibliotecario se ha venido realizando en el sistema llamado "biblioteca". La primera evidencia de que la biblioteca es un sistema es por el juego de equilibrios que se deben mantener para hacer posible su funcionamiento. De este modo, desde que nos responsabilizamos de alguna tarea bibliotecaria encontramos que nuestro rol de intermediarios tiene que ver con el mantenimiento de los equilibrios.
Es de esta forma que en el desarrollo de colecciones se busca equilibrar la calidad con la demanda, y el presupuesto con la demanda, entre otros.
En la administración, se busca el balance entre la misión institucional y las necesidades de los usuarios, o entre la productividad y la calidad.
En la catalogación, se busca alcanzar la objetividad en la representación para atender la subjetividad de los usuarios.
Así, tenemos que toda la biblioteca es un organismo compuesto por elementos que se oponen y se tienen que equilibrar. Los elementos no sólo se relacionan en parejas, pues uno mismo puede tener vínculos con varios otros, como por ejemplo el presupuesto, que impacta casi todos los otros elementos del sistema.
Piénsese por un momento como impacta la catalogación el servicio de préstamo, o como la automatización ha venido a alterar la catalogación, etc.
Con este planteamiento, nos podemos preguntar si existen equilibrios ideales, así como si estos equilibrios sólo son internos, o si también debe la biblioteca estar equilibrada con los factores exteriores que le impactan. Nos podemos anticipar respondiendo la última cuestión, indicando que por supuesto las condiciones exteriores pueden motivar cambios en los equilibrios internos. Sin embargo, los factores externos son ajenos a la biblioteca, o sea, ella no los puede controlar.
Es preciso notar el peso de la organización y el control en el mantenimiento de los equilibrios, pues la primera puede establecer y asegurar un estado equilibrado, en tanto que el segundo permite regularse y adaptarse ante los cambios. Tenemos entonces que la biblioteca puede controlar los elementos internos, pero no los factores externos. No obstante, si puede organizarse para buscar conocer sobre las conductas de los factores externos que mayormente le impactan en forma de crisis, alzas de precios, preferencias de los usuarios, etc.
Como puede apreciarse, el mantenimiento de los equilibrios requiere que conozcamos bien nuestra biblioteca y que estemos organizados para conocer y atender los factores externos que nos impactan. Sin embargo, en estos tiempos de gobalización, cambios y aparente desinterés en crecendo sobre lo que hacen las bibliotecas, se ha vuelto algo complejo el problema de mantener los equilibrios, por lo que es un asunto de gran interés que deberemos seguir abordando.
Es de esta forma que en el desarrollo de colecciones se busca equilibrar la calidad con la demanda, y el presupuesto con la demanda, entre otros.
En la administración, se busca el balance entre la misión institucional y las necesidades de los usuarios, o entre la productividad y la calidad.
En la catalogación, se busca alcanzar la objetividad en la representación para atender la subjetividad de los usuarios.
Así, tenemos que toda la biblioteca es un organismo compuesto por elementos que se oponen y se tienen que equilibrar. Los elementos no sólo se relacionan en parejas, pues uno mismo puede tener vínculos con varios otros, como por ejemplo el presupuesto, que impacta casi todos los otros elementos del sistema.
Piénsese por un momento como impacta la catalogación el servicio de préstamo, o como la automatización ha venido a alterar la catalogación, etc.
Con este planteamiento, nos podemos preguntar si existen equilibrios ideales, así como si estos equilibrios sólo son internos, o si también debe la biblioteca estar equilibrada con los factores exteriores que le impactan. Nos podemos anticipar respondiendo la última cuestión, indicando que por supuesto las condiciones exteriores pueden motivar cambios en los equilibrios internos. Sin embargo, los factores externos son ajenos a la biblioteca, o sea, ella no los puede controlar.
Es preciso notar el peso de la organización y el control en el mantenimiento de los equilibrios, pues la primera puede establecer y asegurar un estado equilibrado, en tanto que el segundo permite regularse y adaptarse ante los cambios. Tenemos entonces que la biblioteca puede controlar los elementos internos, pero no los factores externos. No obstante, si puede organizarse para buscar conocer sobre las conductas de los factores externos que mayormente le impactan en forma de crisis, alzas de precios, preferencias de los usuarios, etc.
Como puede apreciarse, el mantenimiento de los equilibrios requiere que conozcamos bien nuestra biblioteca y que estemos organizados para conocer y atender los factores externos que nos impactan. Sin embargo, en estos tiempos de gobalización, cambios y aparente desinterés en crecendo sobre lo que hacen las bibliotecas, se ha vuelto algo complejo el problema de mantener los equilibrios, por lo que es un asunto de gran interés que deberemos seguir abordando.
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