El día de ayer tuve la oportunidad de escuchar una interesante conferencia que impartió el doctor José López Yepes en la Biblioteca Vasconcelos, la cual me ha motivado a hacer la presente reflexión.
Generalmente, las definiciones nos sirven para comprender el mundo y sus objetos, las relaciones, las ideas y todo lo que compone el ajuar cognitivo del ser humano. El conocimiento se sustenta en las definiciones, las cuales también sirven para establecer fronteras entre lo conocido y lo desconocido, así como entre los distintos objetos de conocimiento. De esta manera, una noción como la de “documento”, nos sirve para aclarar que existe un conjunto de objetos con ciertas características que se utilizan para ciertos fines, y con los que trabajamos los que ejercemos la bibliotecología, la biblioteconomía, la documentación y toda la fila de otros nombres asociados.
Recuerdo que en la escuela me enseñaron este concepto con cierto recelo, definiéndolo como algo etéreo: “cualquier soporte de información”. Entre mis condiscípulos nos preguntábamos si la tapa de un refresco sería un documento, o si el vestido de la abuela podría ser lo mismo. Lo que ocurría es que el documento parecía contener todos los tipos de materiales bibliográficos que habíamos conocido, más otros más desconocidos. Cualquier idea cabía en esta concepción de documento, incluso las montañas, como en el aforismo que se atribuye a Mahoma: “Si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña”. Toda la naturaleza tiene un mensaje para los seres humanos, de lo que se desprende que todo lo que nos rodea es soporte de la información, o sea, todo es documento. En esta documentósfera es fácil tener extravíos y vértigos. Más cuando uno se tropieza con cierta definición de Dervin para la información: “Un mensaje que significa algo para alguien”, pues juntando las dos nociones, tenemos que el documento es cualquier soporte de mensajes que signifiquen algo para alguien”.
Todo este festín para un profesional de la información se tropieza con la definición que acabo de encontrar en la Wikipedia para el documento, que dice que “es el testimonio material de un hecho o acto realizado en el ejercicio de sus funciones por instituciones o personas físicas, jurídicas, públicas o privadas, registrado en una unidad de información en cualquier tipo de soporte (papel, cintas, discos magnéticos, películas, fotografías, etcétera) en lengua natural o convencional. Es el testimonio de una actividad humana fijada en un soporte”. Según esta cita, el documento es:
(1) Un testimonio material de un hecho o acto, de una actividad humana.
(2) El hecho o acto es realizado en el ejercicio de sus funciones por instituciones o personas físicas, jurídicas, públicas o privadas.
(3) Es registrado en una unidad de información.
(4) Se registra en cualquier tipo de soporte (se fija en el soporte), en lengua natural o convencional.
El documento deja de estar en la naturaleza, y sólo puede ser testimonio de la actividad que realizan los seres humanos de manera personal, grupal o a través de instituciones. La idea de registro en un soporte (punto 4) en una lengua es acorde a la idea primera que expuse al inicio. Sin embargo, pensar que una condición sea su registro en una unidad de información para que se le considere documento es excesivo, pues limitaría estas entidades sólo a aquéllas que se registren en una biblioteca, un archivo, o en otro tipo de unidad de información.
Podemos pensar que así expresada, esta definición introduce unas limitaciones para hacer manejables los llamados “documentos” para los profesionales de la información, aunque también es susceptible de introducir algunas dudas:
- ¿Qué es un testimonio? Según la RAE es una afirmación o aseveración de algo. ¿Quién decide si lo que está en un soporte es un testimonio? ¿Cómo se toma esta decisión?
- ¿Debe distinguirse entre hecho, acto, actividad humana y función? ¿Debe haber alguna valoración establecida para hacer esta distinción?
- ¿Qué es lo que registra la unidad de información? ¿Cómo lo registra? ¿Con qué fin?
- ¿Cuál es la relación entre la información y el soporte en el que se le fija? ¿Cambia la información al cambiar el soporte?
Un importante aspecto que debemos notar es que en esta noción el soporte impone una limitación, pues muchos mensajes nunca se fijan en alguno. ¿Qué ocurre con esos mensajes? Además, pareciera que la información sólo pudiera existir para el profesional de la información porque está fijada en un soporte. ¿Esta es la idea? ¿Podemos superar esta limitación sustituyendo el soporte o la fijación en el mismo? Al respecto, debemos notar que la fijación en el soporte es una tecnología muy poderosa y con una larga historia, que se ha visto como propensa a dar ventaja a los pueblos que la utilizan sobre otros que no la han consolidado, más a sabiendas de que el documento puede trascender en el tiempo y el espacio. Por otra parte, actualmente se ve cada vez más una tendencia a hacer casi invisible la fijación en el soporte, aunque siga presente. Ejemplos de esto son los registros in fraganti en fotografía, audio y video. ¿Es la invisibilidad una estrategia para extender el dominio de la fijación en el soporte?
Llevando este cuestionamiento al ámbito de la comunicación, tendríamos que la noción de documento de la Wikipedia sólo aplica a un par de formas que podríamos llamar “comunicación documental” y “comunicación documentada”, que aunque cercanas remiten a dos nociones distintas conforme la RAE, pues la primera estaría basada en documentos, en tanto la segunda estaría también acompañada por ellos.
Todas las informaciones manifestadas en formas de comunicación ajenas a la fijación en un soporte estarían fuera de la esfera de interés y acción del profesional de la información. De esta manera, se debe considerar con cierto recelo el vértigo de confundir lo que dice el mensaje fijado en un soporte con la realidad, pues esta realidad abunda en todas las formas de comunicación en las que trascurren los hechos, los actos, las acciones humanas y las funciones.
Concluimos esta reflexión provisionalmente, pues son muchas las interrogantes que han surgido y hay brumas para detectar caminos alternos a los habituales. Los profesionales de la información trabajamos con documentos, en el sentido expresado por la Wikipedia, aunque lo hacemos desde una perspectiva artificial que puede resultar útil para algunas comunidades, pero no para las que puedan ponderar otras formas de comunicación. Pensar en llevar estos documentos a esas comunidades excluidas a través de procesos de formación, por mercadotecnia, mediante servicios ambulatorios o por otros medios, siempre se tropezará con esta realidad que hemos expuesto, pues es resultado de un artificio útil que no alcanza para satisfacer a toda la humanidad.
Veremos más adelante otras reflexiones sobre este particular.
Bibliografía
Documento. (n.d.). Wikipedia: La Enciclopedia libre. Recuperado: 14 feb. 2010. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Documento.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española. 22a ed. Madrid: RAE. Recuperado: 14 feb. 2010. En: http://www.rae.es.
Generalmente, las definiciones nos sirven para comprender el mundo y sus objetos, las relaciones, las ideas y todo lo que compone el ajuar cognitivo del ser humano. El conocimiento se sustenta en las definiciones, las cuales también sirven para establecer fronteras entre lo conocido y lo desconocido, así como entre los distintos objetos de conocimiento. De esta manera, una noción como la de “documento”, nos sirve para aclarar que existe un conjunto de objetos con ciertas características que se utilizan para ciertos fines, y con los que trabajamos los que ejercemos la bibliotecología, la biblioteconomía, la documentación y toda la fila de otros nombres asociados.
Recuerdo que en la escuela me enseñaron este concepto con cierto recelo, definiéndolo como algo etéreo: “cualquier soporte de información”. Entre mis condiscípulos nos preguntábamos si la tapa de un refresco sería un documento, o si el vestido de la abuela podría ser lo mismo. Lo que ocurría es que el documento parecía contener todos los tipos de materiales bibliográficos que habíamos conocido, más otros más desconocidos. Cualquier idea cabía en esta concepción de documento, incluso las montañas, como en el aforismo que se atribuye a Mahoma: “Si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña”. Toda la naturaleza tiene un mensaje para los seres humanos, de lo que se desprende que todo lo que nos rodea es soporte de la información, o sea, todo es documento. En esta documentósfera es fácil tener extravíos y vértigos. Más cuando uno se tropieza con cierta definición de Dervin para la información: “Un mensaje que significa algo para alguien”, pues juntando las dos nociones, tenemos que el documento es cualquier soporte de mensajes que signifiquen algo para alguien”.
Todo este festín para un profesional de la información se tropieza con la definición que acabo de encontrar en la Wikipedia para el documento, que dice que “es el testimonio material de un hecho o acto realizado en el ejercicio de sus funciones por instituciones o personas físicas, jurídicas, públicas o privadas, registrado en una unidad de información en cualquier tipo de soporte (papel, cintas, discos magnéticos, películas, fotografías, etcétera) en lengua natural o convencional. Es el testimonio de una actividad humana fijada en un soporte”. Según esta cita, el documento es:
(1) Un testimonio material de un hecho o acto, de una actividad humana.
(2) El hecho o acto es realizado en el ejercicio de sus funciones por instituciones o personas físicas, jurídicas, públicas o privadas.
(3) Es registrado en una unidad de información.
(4) Se registra en cualquier tipo de soporte (se fija en el soporte), en lengua natural o convencional.
El documento deja de estar en la naturaleza, y sólo puede ser testimonio de la actividad que realizan los seres humanos de manera personal, grupal o a través de instituciones. La idea de registro en un soporte (punto 4) en una lengua es acorde a la idea primera que expuse al inicio. Sin embargo, pensar que una condición sea su registro en una unidad de información para que se le considere documento es excesivo, pues limitaría estas entidades sólo a aquéllas que se registren en una biblioteca, un archivo, o en otro tipo de unidad de información.
Podemos pensar que así expresada, esta definición introduce unas limitaciones para hacer manejables los llamados “documentos” para los profesionales de la información, aunque también es susceptible de introducir algunas dudas:
- ¿Qué es un testimonio? Según la RAE es una afirmación o aseveración de algo. ¿Quién decide si lo que está en un soporte es un testimonio? ¿Cómo se toma esta decisión?
- ¿Debe distinguirse entre hecho, acto, actividad humana y función? ¿Debe haber alguna valoración establecida para hacer esta distinción?
- ¿Qué es lo que registra la unidad de información? ¿Cómo lo registra? ¿Con qué fin?
- ¿Cuál es la relación entre la información y el soporte en el que se le fija? ¿Cambia la información al cambiar el soporte?
Un importante aspecto que debemos notar es que en esta noción el soporte impone una limitación, pues muchos mensajes nunca se fijan en alguno. ¿Qué ocurre con esos mensajes? Además, pareciera que la información sólo pudiera existir para el profesional de la información porque está fijada en un soporte. ¿Esta es la idea? ¿Podemos superar esta limitación sustituyendo el soporte o la fijación en el mismo? Al respecto, debemos notar que la fijación en el soporte es una tecnología muy poderosa y con una larga historia, que se ha visto como propensa a dar ventaja a los pueblos que la utilizan sobre otros que no la han consolidado, más a sabiendas de que el documento puede trascender en el tiempo y el espacio. Por otra parte, actualmente se ve cada vez más una tendencia a hacer casi invisible la fijación en el soporte, aunque siga presente. Ejemplos de esto son los registros in fraganti en fotografía, audio y video. ¿Es la invisibilidad una estrategia para extender el dominio de la fijación en el soporte?
Llevando este cuestionamiento al ámbito de la comunicación, tendríamos que la noción de documento de la Wikipedia sólo aplica a un par de formas que podríamos llamar “comunicación documental” y “comunicación documentada”, que aunque cercanas remiten a dos nociones distintas conforme la RAE, pues la primera estaría basada en documentos, en tanto la segunda estaría también acompañada por ellos.
Todas las informaciones manifestadas en formas de comunicación ajenas a la fijación en un soporte estarían fuera de la esfera de interés y acción del profesional de la información. De esta manera, se debe considerar con cierto recelo el vértigo de confundir lo que dice el mensaje fijado en un soporte con la realidad, pues esta realidad abunda en todas las formas de comunicación en las que trascurren los hechos, los actos, las acciones humanas y las funciones.
Concluimos esta reflexión provisionalmente, pues son muchas las interrogantes que han surgido y hay brumas para detectar caminos alternos a los habituales. Los profesionales de la información trabajamos con documentos, en el sentido expresado por la Wikipedia, aunque lo hacemos desde una perspectiva artificial que puede resultar útil para algunas comunidades, pero no para las que puedan ponderar otras formas de comunicación. Pensar en llevar estos documentos a esas comunidades excluidas a través de procesos de formación, por mercadotecnia, mediante servicios ambulatorios o por otros medios, siempre se tropezará con esta realidad que hemos expuesto, pues es resultado de un artificio útil que no alcanza para satisfacer a toda la humanidad.
Veremos más adelante otras reflexiones sobre este particular.
Bibliografía
Documento. (n.d.). Wikipedia: La Enciclopedia libre. Recuperado: 14 feb. 2010. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Documento.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española. 22a ed. Madrid: RAE. Recuperado: 14 feb. 2010. En: http://www.rae.es.